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Me encontraba sentado en el sofá del salón perdido en mis pensamientos ¿Acaso fui muy precipitado a la hora de declararme? Por lo que pude apreciar en su rostro aquella vez, expresaba sorpresa y confusión. Ella... Simplemente nunca he conocido a una chica tan sencilla y nada superficial. Recuerdo que se me suelen declarar tres chicas por semana y ninguna de ellas cumplía mis expectativas, hasta que tú entraste a nuestra clase...
Aquel día tu cara no expresaba ni miedo ni vergüenza; sino odio y desprecio. En mi mente me preguntaba el por qué ese sentimiento hacia todos. Mientras que los chicos te miraban con lujuria, las chicas te criticaban. Sin embargo, no entendía el odio de las jóvenes contigo, no tenías pinta de regalada ni tampoco de creída, es más, juraría que te tenían celos; de no poder tener tu personalidad, tu belleza, tu encanto y tu carisma, en general... Todo. Las horas pasaban y el timbre indicó la hora de salir al tan deseado recreo, sin embargo, tú cogiste un MP3 junto con tu merienda, para luego, observar el paisaje y empezar a comer. Muchos fueron los que te miraron con rareza, mas yo solo te miraba con preocupación. Esperé a que todos se fueran para ambos quedáramos a solas, me acerqué a ti, pensando en lo que podía decirte—. Hola, ¿cómo te llamas?—te pregunté con nerviosismo, pude observar como tus orbes esmeralda me miraban de forma extraña.
—Soy Amy Rose... —estuve a punto de contestarte, pero tu aterciopelada voz no me lo permitió—. ¿Por qué me hablas?—me cuestionaste con una mirada paralizante, haciéndome la tarea de responderte más difícil de lo que ya era.
—Pues, eres nueva y aún no conoces a nadie, pensé que podría...—pusiste tu mano delante de mi cara para detener mi conversación.
—¡Para!—exclamaste—. Por favor... No sigas...—dijiste entre pequeñas lágrimas que amenazaban por salir de tus cristalizados orbes.
—Pero...—una vez mas me callaste con tu mano. Vi como te levantabas para luego decir estas últimas palabras.
—No quiero hacerte daño... Ni a ti ni a nadie—susurraste, para seguidamente salir corriendo y dejarme en la soledad.
Ese día, entendí que eras alguien especial, que, en tan poco tiempo, te hiciste dueña de mí corazón.
CONTINUARA...
Recuerden dejar sus comentarios :3 es lo que me anima a escribir, sin ellos más me tardaré en subir el siguiente o incluso dejarlo, así que si pueden comentar por favor háganlo.
Sayonnara minna~
Aquel día tu cara no expresaba ni miedo ni vergüenza; sino odio y desprecio. En mi mente me preguntaba el por qué ese sentimiento hacia todos. Mientras que los chicos te miraban con lujuria, las chicas te criticaban. Sin embargo, no entendía el odio de las jóvenes contigo, no tenías pinta de regalada ni tampoco de creída, es más, juraría que te tenían celos; de no poder tener tu personalidad, tu belleza, tu encanto y tu carisma, en general... Todo. Las horas pasaban y el timbre indicó la hora de salir al tan deseado recreo, sin embargo, tú cogiste un MP3 junto con tu merienda, para luego, observar el paisaje y empezar a comer. Muchos fueron los que te miraron con rareza, mas yo solo te miraba con preocupación. Esperé a que todos se fueran para ambos quedáramos a solas, me acerqué a ti, pensando en lo que podía decirte—. Hola, ¿cómo te llamas?—te pregunté con nerviosismo, pude observar como tus orbes esmeralda me miraban de forma extraña.
—Soy Amy Rose... —estuve a punto de contestarte, pero tu aterciopelada voz no me lo permitió—. ¿Por qué me hablas?—me cuestionaste con una mirada paralizante, haciéndome la tarea de responderte más difícil de lo que ya era.
—Pues, eres nueva y aún no conoces a nadie, pensé que podría...—pusiste tu mano delante de mi cara para detener mi conversación.
—¡Para!—exclamaste—. Por favor... No sigas...—dijiste entre pequeñas lágrimas que amenazaban por salir de tus cristalizados orbes.
—Pero...—una vez mas me callaste con tu mano. Vi como te levantabas para luego decir estas últimas palabras.
—No quiero hacerte daño... Ni a ti ni a nadie—susurraste, para seguidamente salir corriendo y dejarme en la soledad.
Ese día, entendí que eras alguien especial, que, en tan poco tiempo, te hiciste dueña de mí corazón.
CONTINUARA...
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Sayonnara minna~